Hacía mucho tiempo que no lo veían por casa. Recordaban sus maneras y en cierta forma se podía decir que las extrañaban. Ese caminar ruidoso por la casa mientras todos dormían, el olor a café que llenaba la cocina cuando despertaban y él ya no estaba. Recoger los libros que dejaba regados en cualquier parte y tratar de imaginar las conversaciones que pudiesen tener si los acompañase a las horas de la comida.
No saben cómo pasó, en que momento apareció ni porque les alegró que lo hubiese hecho.
(...)
Nadie lo buscó, nadie preguntó por él... Todos lo extrañaron.