miércoles, 17 de julio de 2013

Odiaba


Odiaba, eso hacía. Odiaba al despertar después de odiar en sueños. Odiaba la luz y el ruido de la risa de los niños en la calle. Odiaba a todos allá afuera. Odiaba el olor del café, la música, el canto de los pájaros, los palíndromos y los juegos de palabras. Odiaba cada uno de los libros de su enorme biblioteca. Odiaba, eso hacía. Odiaba que Lennon y McCartney tuviesen la razón.

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