jueves, 29 de octubre de 2009

De ruidos y olores.


Hacía mucho tiempo que no lo veían por casa. Recordaban sus maneras y en cierta forma se podía decir que las extrañaban. Ese caminar ruidoso por la casa mientras todos dormían, el olor a café que llenaba la cocina cuando  despertaban y él ya no estaba. Recoger los libros que dejaba regados en cualquier parte y tratar de imaginar las conversaciones que pudiesen tener si los acompañase a las horas de la comida.

No saben cómo pasó, en que momento apareció ni porque les alegró que lo hubiese hecho.

(...)

Ya no había ruidos por las noches, ya la cocina no olía a café por las mañanas, los libros nunca volvieron a salir de la biblioteca a recostarse en muebles, mesas, pisos y baños.

Nadie lo buscó, nadie preguntó por él... Todos lo extrañaron.


No hay comentarios:

Publicar un comentario