viernes, 2 de enero de 2015

Salud bucal


Comenzaba siempre por los molares superiores izquierdos, demoraba más en ellos. Uno, dos, tres... hasta veinte. Dejaba de contar y pasaba a los del lado derecho. Imaginaba y temía el día donde no pudiese parar de hacerlo. El reflejo en el espejo mientras llega a la primera centena. Doscientos. Su rostro cambiando de la sorpresa al terror. Mil. Asoman los primeros rastros de sangre y los malditos números que no acaban...

Todos los días después de cada comida.

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